martes, 13 de febrero de 2018

Algunas fotos feas de bichos curiosos

 ... y algunas fotos bonitas de bichos menos curiosos, también. Además de disfrutar con los paisajes abiertos del Free State (creo que yo más que mis compañeros), y de sudar para sacar el coche del barro un par de veces, el sábado que pasamos en Willem Pretorius vimos también un buen montón de animales "de los grandes". Pajarillos también muchos, claro, pero como siempre, hay un límite hasta el que puedo forzar a la gente a parar el coche para miar cualquier bultito posado en un arbusto que llame mi atención, de modo que la mayor parte de los mismos se queda sin nombre, mal que me pese...

Alcelaphus caama
 Vimos jirafas y un rinoceronte, muchas avestruces, cebras y bastantes tipos de antílopes. Los animales en todo caso se mostraban por lo general mucho más esquivos que en el Kruger o Mokala, no sé si porque a estas reservas más pequeñas viene menos gente y están menos acostumbrados a los coches, o si porque como aquí uno puede bajar de los coches la gente los molesta más. Sea por lo que fuese, el caso es que momentos así de tener a los animales cerca fueron los menos.

 A mí tampoco es que me importe mucho, la verdad, que donde no llegan mis prismáticos llegan los aumentos de mi cámara (gracias, de nuevo); pero imagino que los demás puede que se llevasen una cierta decepción de "vaya, esto no es como en los safaris que salen por la tele". Po lo demás, para variar la mayor parte de las especies que vimos no son propias de la zona, sino que provienen un poco de todo el cono sur africano, y de diversos ecosistemas; como el redunca meridional Redunca arundinum de la foto, un antílope más tropical que debía de sentirse bastante lejos de casa. Aquí parece que la ley es bastante laxa con lo de soltar fauna "semiexótica" en las reservas, ya sean estas públicas o privadas.

 Los redunca de montaña Redunca fulvorufula en cambio sí son de la zona, de las colinas y montañas herbosas que hay por aquí. No sé si estaban en la reserva antes de que pusiesen vallas alrededor, pero estos sí están desde hace diez días subrayados en mi guía, y su primo de arriba no. Además estos se mostraban mucho más tímidos, dando una impresión mucho menor de ser bichos "de granja".

 Y vamos ya por fin a lo que nos interesa: las aves. Que aunque me quejase al principio de que uno no puede pararse a ver nada, al final sí acaban sumándose especies a mi lista cada vez que salgo de la ciudad. Especies además a las que tenía muchas ganas, como por ejemplo la grulla del Paraíso Anthropoides paradiseus, endémica del África austral y ave nacional de este país, típica más de las zonas herbosas que de los humedales que frecuentan la mayor parte de las grullas. Es un bicho que me gusta mucho, pero que es francamente raro: tiene una cabeza de lo más extraño, y la "cola" (las terciarias alargadas de las alas, que tapan la auténtica cola) que tienen todas las grullas es en esta especie demasiado larga...

 Otra especie nueva, otra ave muy bonita de zonas de praderas: un bisbita de El Cabo Macronyx capensis, perteneciente a un género compuesto a Dios gracias de especies muy coloridas y fáciles de distinguir, no todas marrones e iguales como los otros bisbitas.

Y acabo con un chacal de lomo negro Canis mesomelas, que, receloso de nosotros, se levantó y fue a perderse en medio de un grupo de babuinos, que no parecieron hacerle mucho caso. Mucho menos del que le hicimos nosotros, seguro...

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