domingo, 10 de diciembre de 2017

Volando libres entre los cautivos

Un gorrión... del Cabo, como casi todo aquí abajo
Sigo tirando del fin de semana pasado para entreteneros este... El domingo anterior fuimos de visita (para Joaquín y yo, la segunda) al zoo de Bloemfontein. La primera vez fui más por compromiso social que otra cosa, pues tenía bastantes reparos: visto el estado general de mantenimiento de las instalaciones de la ciudad, temía encontrarme con una especie de campo de concentración de animales famélicos y deprimidos, como tristemente he visto en tantos otros zoos. Y vaya, aunque cutre, la impresión general fue bastante más positiva de lo que me esperaba. Con todo y con eso, he ido evolucionando desde querer trabajar en un zoo a cuestionarme mucho la conveniencia de los mismos, así que del domingo pasado traigo solo unas cuantas fotos de las aves silvestres que andaban al descuido por el mismo.

"Silvestres", que no necesariamente autóctonas: el miná común Acridotheres tristis es una especie de estornino propia del sudeste asiático, pero ampliamente introducida en regiones (sub)tropicales del Viejo Mundo. Es un bicho gordo, como una tórtola, bastante más grande que los estorninos pintos europeos (que también han sido introducidos aquí); y con un colorido también en comparación mucho más abigarrado.

Una pareja de gansos del Nilo Alopochen aegyptiacus cuidaba de su prole en el estanque del recinto de los animales de sabana (que contiene básicamente un par de antílopes perdidos en un mar de ardillas terrestres). Caí en la cuenta al ver la foto de que los "gansos", en general, suelen mantener los vínculos de pareja a lo largo del periodo de cría; al revés que los patos, en los que el macho se desentiende una vez la hembra comienza la puesta. Otra cosa que también aprendí este año preparando las clases de Ornitología, algo también muy evidente, pero en lo que no había reparado, es de que el grupo de los Galloanserae (gallináceas y patos), con ser en general aves de buen tamaño, no siguen la regla de casi todas las demás aves, de poner menos huevos cuanto mayor es el tamaño corporal, y al mismo tiempo más energía cuesta producir huevos de buen tamaño y más sencillo es cuidar de la prole. Nidadas de diez huevos no son nada raras en los patos, y tampoco en pajarillos como los carboneros; pero no se dan en aves de tamaño comparable como gaviotas o rapaces, que pondrían dos o tres.

Una garcilla bueyera Bubulcus ibis con los penachos color canela propios de la época de cría; el resto del año son por completo blancas. Las garzas no suelen ser en general aves "urbanas"; a vivir en el río que atraviesa una ciudad yo no lo llamaría ser urbano, eso es algo que para mí nace cuando empiezas a aprovechar directamente los recursos proporcionados por el hombre. Pero de todas las que conozco, la bueyera sí es la que suelo ver más asociada al hombre, comiendo en basureros y demás; y en todo caso sí que los zoos parecen ejercer una atracción especial sobre las zancudas, que andan siempre al quite de rapiñar los restos de comida de los animales.

Otra más: una garza real Ardea cinerea, a la espera de los pedazos de pollo que estaban arrojando a los carnívoros del zoo. La garza real de aquí es la misma que la española, y eso es algo que me llama un poco la atención: es una tontería, pero como en España yo ya tengo por un ave mayormente invernante, pues crían relativamente pocas parejas y vienen muchos más ejemplares en invierno de Centroeuropa, se me hace raro ver que sean sedentarias aquí, en el quinto pino y en latitudes subtropicales...

Una última zancuda, aunque ya no garza: un ibis hadada Bostrychia hagedash, nuestro despertador matutino, al que me gusta escuchar al otro lado de la ventana (esto es, salvo cuando se posan y se ponen a gritar justo al otro lado de la ventana...). Creo que los echaré de menos durante estas semanas de vacaciones que se avecinan, a ellos y al calor. Que ya veréis qué broncíneo voy a llegar, igual igual que este ibis...

Cierro ya con una última especie que, evidentemente no es nativa, pero que corría también en libertad por el zoo. Es la primera vez que veo pollitos de pavo real; me resultaron muy rollo faisan, no creo que los hubiese podido identificar de no haber ido acompañados de su enorme progenitora...

... que no de su progenitor, pues fiel al estilo de los Galloanserae, a la que cumple su cometido imprescindible el macho pone plumas de por medio. Pero ea, se lo perdonamos, que bien bonito es. Y para rematar a entrada con homenaje a Flannery nos llega y nos basta.

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