domingo, 3 de diciembre de 2017

La vela rosa

La sensación de extrañeza que tuve durante todo el tiempo que echamos hoy en el centro comercial, al ver por todas partes los adornos de Navidad mientras que yo iba de manga corta (¡pobre Papá Noel, tan abrigado!), había comenzado ya a primera hora, cuando salió de la sacristía el cura revestido de morado… Me gusta el Adviento, en todo caso. Cuanto peor cristiano soy más me consuela que la Iglesia se esfuerce en recordarnos que el perdón hay que ganárselo, pero que existir, existe. Me gusta también por lo que tiene de esperanza, de anticipo; ya os dije al hablar de los viernes por la mañana (sobre qué chorradas escribo…) lo mucho que me gustan las previas. Me ha gustado mucho, por fin, ver la vela rosa entre sus compañeras de corona, como un pequeño anticipo del anticipo, un consuelo dentro del consuelo mayor. Una esperanza de un amanecer mucho más dichoso. Espero que el cielo en el Cielo sea una aurora continua…

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