sábado, 4 de noviembre de 2017

Con la panza por el suelo (PNM, y IX)

Vamos a ir dando carpetazo a la carpeta de fotos de Mokala, que trascurridas cuatro semanas del viaje ya va tocando... A pesar de las limitaciones que impone el no poder salir del coche más que en los campamentos y en un par de sitios más, poco a poco, incluso desde la ventanilla, fuimos sumando también distintas especies de reptiles. Las que más a menudo nos hacían pisar el pedal del freno eran los agamas. Los Agamidae son una de las familias de lagartos más diversas de las regiones tropicales del Viejo Mundo. Tenemos solo una especie en el sureste europeo, pero son muchas más en África, donde me había tachado al agama de Bribon Agama impalearis al ir a Marruecos al acabar la carrera, hace ya diez años... y desde entonces, hasta que vimos este pequeñajo de la foto, tan bien camuflado. ¿De qué especie? A saber... que en Sudáfrica hay muchas, y el libro de reptiles que tengo apenas sirve para distinguir especies...

... así que tuve que contentarme con distinguir un par de especies al ver los machos en celo. Esta, Agama aculeata, era la más frecuente. Nos cruzábamos con los machos color arena, con la garganta más o menos coloreada de azul, un poco por todas partes; y muchas veces a la gresca entre ellos. Peleas que normalmente no pasaban de unas cuantas amenazas, agitando la cabeza arriba y abajo...

... pero a estos nos los encontramos enzarzados en medio de la carretera, sangrando y sin que les importase lo más mínimo que hubiésemos estado a punto de atropellarlos... lo que ciega la ira.

Vimos bastantes menos Agama atra, mucho más coloreados, con el tercio anterior azulado, el resto del cuerpo medio violeta, medio marrón, y la cola naranja; y más pacíficos también, no sé si porque ya habían terminado su época de celo o si porque no la habían empezado aún.

Muchos de los agamas que vimos tenían además bastantes garrapatas, los pobres. Y les faltaba también la punta de la cola, que a estos bichos no se les regenera, supongo que a resultas de peleas como las de la foto de arriba.

¡Qué cansado y esforzado es, esto de la reproducción! A las tortugas leopardo Stigmochelys pardalis nos las encontramos también dándole al tema, de una forma de lo más torpe y poco digna... Estas dos junto con otras, todas de buen tamaño, se paseaban por el jardín del principal campamento del parque, imagino que llevadas allí por alguien; pero también nos las encontramos salvajes aquí y allá.

Una foto mala, pero es que el bicho me hizo mucha ilusión, por tacharme especie y familia: es un Karusasaurus polyzonus, un tipo de cordílido, unos lagartos propios del este y el sur de África de aspecto más o menos acorazado, como podréis apreciar en esta foto mucho mejor de otro individuo de la misma especie. Hay cordílidos que llevan lo de la coraza al extremo, como los lagartos armadillo Ouroborus cataphractus, y otros que acaban desarrollando un aspecto de lo más imponente, como los del género Smaug. Un nombre de los más tolkieniano muy adecuado para unos bichos que viven aquí en el Free State...

Más bichos: camuflado contra la corteza, encontramos un escinco arbóreo del Kalahari Trachylepis spilogaster, una especie más que meto a la saca (y ya van cuatro) de este género mucho más diverso en especies que en variabilidad morfológica, con lo que cuesta bastante distinguirlas. Estos escincos forman parte de los ocupantes de los nidos coloniales del tejedor republicano que os mostraba en la entrada anterior sobre Mokala, a pesar de que sus convecinos los halcones pigmeos suelen dar buena cuenta de ellos.

 Y ya que hablamos de vecinos, cierro la lista de herpetos con una foto de nuestros vecinos de bungalow, unos gecos Chondrodactylus bribonii de buen tamaño y muy bonitos que salían por la noche de entre el ramaje del techo a dar buena cuenta de los bichos que acudían atraídos por la luz de las bombillas, tanto fuera como dentro del alojamiento.

Más animales panza a tierra: Joaquín, en este caso, retratando una tortuga con menos ganas de jarana que las de la foto de arriba.

Aunque tuviese yo la idea de montar este viajecillo, a Joaquín le debo que se dejase liar para acabar sacando el plan adelante. Y a Duygu (postdoc turca de Traducción) y a Juan (murciano de estancia predoctoral) que completasen cupo y pusiesen un montón de interés  entusiasmo en todo lo que vimos e hicimos. Y les debéis vosotros estas entradas, así que ya estáis dándoles las gracias...

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