sábado, 19 de agosto de 2017

... Y algo de escama (PNK, XIII)

Como bien aventuraba JaviP en su comentario a mi entrada anterior, en esta iba a tocar hablar un poco de las escamas... y solo de las escamas, pues estando como esta(ba)mos e "lo peor" del invierno y la estación seca, ranas no vimos ninguna. Pero en homenaje a su ausencia, y enlazando con el material de la entrada anterior, inicio esta con un par de animales anfibios que toman el sol sobre otro anfibio más grande todavía: son un par de galápagos de bisagra Pelusios sinuatus. El nombre les viene de que, una vez que retraen la cabeza en el caparazón, este es capaz de "cerrarse" por delante, como veis en esta foto...

... lo que ofrece una protección añadida frente a las atenciones de otros depredadores, también anfibios, con los que comparten hábitat. No vimos muchos cocodrilos del Nilo Crocodylus niloticus durante las dos semanas, porque tampoco pasamos mucho tiempo cerca del agua, y los dos de arriba, rojizos como el barro que los rodea (de hecho casi ni los veo) son los únicos que pude fotografiar, aunque vimos de lejos y de pasada alguno bastante más grande e impresionante.

A esta otra tortuga en cambio de poco le podría valer su caparazón si un coche la llega a golpear cruzando la carretera (o si un elefante la pisa, que eran casi igual de frecuentes). Es una tortuga leopardo Stigmochelys pardalis, una de las tortugas terrestres más frecuentes de África y también la más grande del continente, aunque la que vimos era pequeñaja.

Cruzando la misma carretera nos encontramos también a este camaleón orejero Chamaeleo dilepis, que era incluso más lento que la tortuga de arriba, pues los camaleones caminan siempre como bamboleándose, como dando el mismo paso varias veces... A este pobre desgraciado de hecho nos lo hubiéramos llevado por delante de no ser porque había ya otro coche parado mirándolo, que nos avisó de que esperásemos.

"Coche", digo, porque ya sabéis que sin guarda uno no puede bajarse de los vehículos por el Kruger adelante, ni siquiera a apartar "un segundito" a un lado al camaleón o la tortuga de turno. Nunca sabes qué puede haber justo al borde de la carretera; eso es algo que me quedó meridianamente claro estas dos semanas. Pero dentro del campamento de investigadores al menos sí que pude sacar unas cuantas fotos de "lagartijos" con más comodidad.

Este de la foto es un eslizón listado Trachylepis striata; un adulto, en el que se ven peor las marcas que en el juvenil de la misma especie de la foto anterior. Hay otra especie de eslizón a rayas crema y chocolate en el Parque, el de cola azul T. margaritifera, muy abundante (aunque no llegué a hacerle fotos...), que tiene una raya crema más que este y además la cola de un intenso color azul cielo en los juveniles y en las hembras, que no en los machos adultos, como bien veis en esta foto.

Eslizones del género Trachylepis de hecho hay un porrón de especies en Sudáfrica, donde ocupan un poco el nicho ecológico de los lacértidos europeos, tanto por el suelo como entre las rocas (también hay lacértidos de verdad en esta parte del mundo, pero son especies más bien de zonas rocosas de montaña). Este por ejemplo es otro distinto: un eslizón variable T. varia.

Los eslizones se dejaban ver de día, y de noche los gecos, como esta salamanquesa casera Hemidactylus mabouia casi traslúcida, que rondaba la bombilla del exterior de la casa cebándose en los insectillos que acudían atraídos por la luz. Esta especie ha conseguido dispersarse desde África hasta América embarcada accidentalmente en cargamentos de mercancías, y se la puede encontrar por prácticamente todo el continente.

Y termino ya con esta simpática foto de un bicho que ya habéis visto antes por aquí: un geco enano del Cabo Lygodactylus capensis. Serpientes no vimos ninguna, mal que me pese. En realidad tampoco es tan sencillo, no solo porque de natural las serpientes sean bastante más huidizas que los lagartos, sino también porque al no caminar realmente uno por ahí, pues tampoco es tan sencillo encontrárselas. Pero ya veremos en la próxima visita, que yo también quiero mi parte de historias de mambas negras y cobras escupidoras...

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