viernes, 14 de abril de 2017

De vuelta a la República

 ... a la República Francesa (de momento). Aprovecho estos días de vacaciones* para dar salida a unas pocas fotos que me quedan de mis últimos días por Francia, hace (¿solo? Se me hace ya tan lejano...) un mes, cuando vino a verme Marta antes de que volviésemos juntos a España.

 Días en que revisitamos muchos lugares que ya han salido por las páginas del blog (ver enlaces), por lo que no os cansaré repitiendo fotos antiguas. Hicimos entero, aunque a toda prisa, el recorrido de la chouette, por todo el centro de Dijon...

 ... volvimos a recorrer los montes y viñedos de Beaune, todavía desnudos de hoja, como hiciera con Cefe primero y con Miguel...

... y empleamos la última tarde, ya con miedo de saber si acabaríamos o no el recorrido con luz diurna, en dar la vuelta entera al estrecho valle de la Combe Lavaux, solana y umbría, como ya hiciera con Vero y Raquel en los largos y lejanos días de inicio de verano.

 ¡Flores! Flores de una primavera apenas incoada en Borgoña, cuando ya en la Península iba lanzada en pleno galope. Praderas tachonadas de mil violetas, violetas y blancas. Y pensar que, sobre el papel, las violetas se consideran "malas hierbas" a combatir en las praderas de césped...

 Las violetas me gustan mucho, aunque de todos modos estoy acostumbrado a verlas en España también (cierto es que no me puse a identificar especies, pero...). Lo que sí me hizo mucha más ilusión fue toparme con dos flores típicas del final del invierno que, aunque sabía que eran de origen europeo, no había visto yo sino en jardines: dos parientes cercanos de los narcisos conocidas popularmente como "campanillas de invierno", la Galanthus nivalis...

 ... y la Leucojum vernum. Las dos abundaban mucho en el sotobosque de la umbría de la Combe...

 ... casi tanto como las llamativas pulsátilas Pulsatilla vulgare en la ladera soleada, mucho más seca.

 Una zurita Columba oenas, una paloma que siempre que veo me hace sonreír, pues recuerdo que fue uno de los bimbos urbanos que más ilusión me hizo, al desplazarme a vivir a Madrid. Las he visto desde entonces con relativa regularidad, mas desde que me di cuenta de que incluso criaban en el edificio de la Facultad (también en la de Dijon, por cierto), pero no por eso se me pasa el entusiasmo que me despiertan. Bien está, que sean los únicos bichos que salgan en esta (supongo) última entrada dijonesa del blog...

 ... ellos y la lechucita símbolo de la ciudad, claro. Muchas gracias, Marta, por "obligarme" a guardar un último recuerdo agradable de una ciudad y una región que no siempre vi con buenos ojos...

... y muchas gracias a vosotros también por haber sido los verdaderos causantes de mi cambio de actitud, y por haber estado acompañándome también hasta el último momento. Espero que no tardemos en volver a vernos.

*¿Estoy de vacaciones? Bueno, estoy en paro, básicamente. Y con todo y con eso, yendo cada día a trabajar a la facultad. De la que descanso ahora en Orense. Pero tampoco se puede decir que, de hecho, me esté deslomando en Madrid estos días... a fin de cuentas, este año llego a Sudáfrica en otoño y no voy a tener las vacaciones de verano cuando me tocarían, por lo que tal vez debería descansar aún más. Aunque como cientéfico tampoco me lo puedo permitir, porque la cencia no se ace sola hai que acerla.....

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