lunes, 9 de mayo de 2016

"What a thrill!"

Ayer, Día de la Victoria, alguien estaba también de aniversario. Alguien que el día del final de la II Guerra Mundial sopló 19 velitas, por lo que ayer sumó 90 primaveras. Alguien al que, por ser en su país un personaje público especialmente reconocido y apreciado, dedicaron ayer un programa especial de televisión... Estuve un buen rato pensando en alguna figura pública que en España pudiese gozar de un sentimiento tan unánime de simpatía como el que veo que tienen en el Reino Unido por Sir David, tanta como para dedicarle una hora de programa en la televisión pública en el momento cumbre de la programación semanal: la noche del domingo; y la verdad es que no se me ocurre ningún nombre. Políticos, desde luego que no. Algún escritor o actor... no se me ocurre ninguno, y seguro que, de ocurrírseme, por ser de izquierdas o de derechas, a medio país le caería gordo. Casillas si acaso, que aunque a los no futboleros nos resbale, no dejamos de ser minoría... probablemente de hecho me extrañaría menos, y gustaría más, ver retransmitir en España el reportaje de cumpleaños de Sir David.
El programa no se emitió en directo, y en la web de la BBC estaban disponibles algunos cortes del mismo. Algo extraños y forzados, ya que la presentadora habla en presente ("hoy, que es tu cumpleaños...") y a Sir David se le lee en la cara, al responder en presente también, la sensación de "menudo paripé estamos haciendo"... sea como fuere, en uno de los cortes se ve cómo anuncian a nuestro amigo que uno de los regalos que le hacen es el de poner su nombre a una nueva especie de libélula malgache. Sir David tiene ya varias especies bautizadas en su honor, pero me pareció especialmente adecuado el detalle de que fuese una libélula, al recordar una entrevista que comenté en el blog hace varios años y que vuelvo a citar:
P- ¿Qué ha aprendido de los animales?R- Aproximarme a los animales para descubrir qué tenemos en común sería una actitud muy egocéntrica. Si me acerco a ellos es para ver, precisamente, lo que me difiere (sic) de ellos. No tengo nada que ver con una libélula. Tal vez haya aprendido algo de ella, pero lo que me transmite es, principalmente, fascinación.
Esa fascinación que, transparente, se deja ver en el "what a thrill!" con que acaba el corte de vídeo. Una fascinación que, por lo sincera, Sir David ha sabido trasmitir a medio mundo. ¡Quién pudiera, quién supiera...!

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